La educación hoy, es la construcción de significados que tiene como base la comunicación. Con conocimientos psicopedagógicos de la práctica pedagógica diaria, la comunicación democrática, surge libremente dentro de un clima de paz y de progreso. De ahí la importancia de que el docente sea capacitado y actualizado para su labor. El clima emocional que existe en el salón de clases es decisivo para el éxito de los procesos de enseñanza y de aprendizaje. En ocasiones, con el afán de cubrir contenidos, podemos omitir el estado emocional de los alumnos y su etapa adolescente.
Para que la comunicación ocurra, y la persona a quien se dirige, comprenda el mensaje, es necesario utilizar signos y códigos, que sean comunes entre emisor y receptor. Es importante que los canales o medios que utilice en comunicador sean los mejores. Para ello, el docente requiere de actualización y apertura de diálogo permanente con sus alumnos.
Importante es el aula de clase, en el proceso didáctico y de comunicación. En él, se deben favorecer las potencialidades de los estudiantes. En el aula, se dan las relaciones pedagógicas con los profesores. Estas relaciones, son actos intrínsecamente culturales, que inciden profundamente en la calidad de la educación y en desarrollo del ser humano. El entorno de los alumnos no debe soslayarse.
En el proceso de comunicación, los comportamientos no verbales, juegan un papel fundamental, así que el docente debe cuidar el uso del lenguaje kinésico, icónico, proxémico y gestual. Las miradas de los alumnos está puestas en él.
Los educadores, son esencialmente comunicadores problematizadores y no informantes de un saber científico socialmente establecido. El docente debe tener presente, el papel transformador que encierra su trabajo.
Es importante el análisis crítico de la información para discernir entre lo real y lo virtual. Es decir la percepción ordinaria y la mediada. Se necesita pues, del compromiso del docente para cambiar la manera de mediar el conocimiento y la manera de entregarlo a los estudiantes, logrando despertar el interés por aprender. También es necesaria la reflexión sobre la función social del saber que se obtiene a través de la Mediación pedagógica, en donde entran en acción el maestro, estudiante, conocimiento, TIC y la cultura en un entorno específico. La pedagogía entonces, así concebida, puede ser considerada un arte.
Para que la comunicación ocurra, y la persona a quien se dirige, comprenda el mensaje, es necesario utilizar signos y códigos, que sean comunes entre emisor y receptor. Es importante que los canales o medios que utilice en comunicador sean los mejores. Para ello, el docente requiere de actualización y apertura de diálogo permanente con sus alumnos.
Importante es el aula de clase, en el proceso didáctico y de comunicación. En él, se deben favorecer las potencialidades de los estudiantes. En el aula, se dan las relaciones pedagógicas con los profesores. Estas relaciones, son actos intrínsecamente culturales, que inciden profundamente en la calidad de la educación y en desarrollo del ser humano. El entorno de los alumnos no debe soslayarse.
En el proceso de comunicación, los comportamientos no verbales, juegan un papel fundamental, así que el docente debe cuidar el uso del lenguaje kinésico, icónico, proxémico y gestual. Las miradas de los alumnos está puestas en él.
Los educadores, son esencialmente comunicadores problematizadores y no informantes de un saber científico socialmente establecido. El docente debe tener presente, el papel transformador que encierra su trabajo.
Es importante el análisis crítico de la información para discernir entre lo real y lo virtual. Es decir la percepción ordinaria y la mediada. Se necesita pues, del compromiso del docente para cambiar la manera de mediar el conocimiento y la manera de entregarlo a los estudiantes, logrando despertar el interés por aprender. También es necesaria la reflexión sobre la función social del saber que se obtiene a través de la Mediación pedagógica, en donde entran en acción el maestro, estudiante, conocimiento, TIC y la cultura en un entorno específico. La pedagogía entonces, así concebida, puede ser considerada un arte.